El proyecto surge con la idea de diseñar un espacio de trabajo familiar y de identidad regiomontana que enhalteciera la vista a las montañas. Los materiales propuestos hacen referencia a la antigua Fundidora de Monterrey, una empresa siderúrgica creada en el año de 1900 en la cual se instaló el primer horno en América Latina. Por ello el uso del metal, el vidrio y el ladrillo dan a esta oficina un lenguaje especial, industrial y de carácter histórico.